La existencia de la Laguna en esta zona propició que se convirtiera en un punto clave para los asentamientos humanos. Los primeros habitantes que se han documentado se sitúan en la época íbera, aunque hay referencias que apuntan la presencia de algún núcleo humano en el I Milenio antes de Cristo. El Puntal y La Molineta son los dos yacimientos arqueológicos fundamentales para conocer la historia de Salinas.
Así, el primero se trata de un poblado fortificado, a más de 3 kilómetros del núcleo urbano actual, con una muralla y dos torreones, y con una necrópolis ubicada a unos 50 metros del poblado. En el segundo, cercano a la laguna, aparecieron restos de huesos, barro rojo y monedas. Los romanos construyeron las villas agrícolas, pero no fue hasta la Edad Media cuando se desarrolla un núcleo habitado en esta zona para explotar sus recursos.
Las investigaciones apuntan a la existencia de un recinto amurallado del siglo XI con una torre en el que viviría una comunidad islámica. Precisamente esa torre podría ser el campanario de lo que a finales del siglo XIII o principios del XIV se convirtió en una ermita y después en la Iglesia de San Antonio Abad. De esa época data también el castillo, del que se han documentado restos que parecen corresponder más a cimentaciones que a alzados de las construcciones.
Debido a la recesión, desde finales del siglo XV y hasta el siglo XIX, Salinas vivirá una situación de vasallaje que se mantiene hasta el año 1837, con la abolición de los señoríos, que le permitió convertirse en municipio independiente. Pero la fecha más decisiva en la historia de esta localidad es la del 30 de octubre de 1751, cuando las lluvias torrenciales provocaron el desbordamiento de la laguna y, con ello, la inundación de la zona habitada. De ahí que la población tuviera que trasladarse y comenzar de nuevo la construcción de sus viviendas. Gracias al Conde de Puñonrostro, se formó un nuevo núcleo poblacional a un kilómetro del anterior y en cuatro años ya se habían edificado 20 viviendas, el Ayuntamiento y la Iglesia, además de un horno de vidrio, una tienda y una casa mesón.
En esta época fue cuando se planteó por primera vez la posibilidad de vaciar la Laguna, algo que no ocurrió hasta 1904, cuando una Real Orden declaró la Laguna insalubre. De ello se encargó la Sociedad Anónima Laguna de Salinas y la obra se finalizó en 1929, siete años después de su comienzo. Pero la Laguna seguía reteniendo agua y las inundaciones se repitieron.
En 1942, el Marqués de Triano decide construir pozos para la extracción de agua y sal con el objetivo de venderlas a las localidades cercanas de Elda y Sax, y después de sal. Este proceso se paraliza en el año 1952 y la Laguna permanece sin modificaciones hasta que en 1994 el Ministerio de Hacienda la cede al Ayuntamiento de Salinas a cambio de que se mejorase su entorno.