Las fiestas, celebradas entre el viernes 22 y el lunes 25 de mayo, llenaron de color, música y entusiasmo las calles del pueblo.
La tradición festera, en honor a la Virgen del Rosario, ha conseguido en apenas un cuarto de siglo convertirse en referencia de los pueblos de los alrededores. Aún resuenan en localidad los estruendos de pólvora de los arcabuceros que pusieron punto final a la fiesta. Este año ni la crisis pudo empañar el entusiasmo de un pueblo que responde en masa cada mayo a la llamada de las fiestas. El evento no es flor de un día, y durante todo el año, más de 500 personas trabajan para que durante los actos no se escape el más mínimo detalle. El número de participantes es muy significativo, si tenemos en cuenta que las tres comparsas (Contrabandistas, Piratas y Moros Laguneros) reúnen en sus filas a más de un tercio de la población de Salinas. Comienzo de fiestas El sonido de las campanas anunciaban a mediodía del pasado 22 de mayo el inicio de los actos de Moros y Cristianos. A esa misma hora se producía la entrada de las bandas música a la plaza de España. Desde el Ayuntamiento el alcalde Joaquín Marco inauguró oficialmente las fiestas y entregó el bastón de mando al Alcalde de Fiestas, Francisco Mataix, que repitió por segundo año. Un acto reseñable de la inauguración es la interpretación del pasodoble Salinas en Fiestas, dirigida por Francisco Callejas López, director de la Banda Municipal de Salinas. Ya por la tarde, las tres comparsas realizaron la entrada desde la Avenida Juan Carlos I: primero Contrabandistas, seguidos de Piratas y Moros Laguneros cerrando el paso. Un gran castillo de fuegos artificiales cerró la bienvenida a estas fiestas. Entrada Mora y Cristiana El sábado era el turno del desfile de las tropas de la media luna. La Entrada Mora, encabezada por la Comparsa de Moros Laguneros, no defraudó a nadie y el pueblo recibió con entusiasmo el desfile de las tres comparsas. El domingo, los protagonistas fueron las escuadras cristianas, que llenaron de color y música las calles de la localidad, liderados por el paso de la Comparsa Piratas. Ambas entradas fueron culminadas con sendas embajadas. Pedro Alfonso Vidal como embajador Cristiano, Francisco José Pérez, Contrabandista, y José María Iniguez, embajador Moro, fueron los encargados de recitar los textos durante ambas embajadas. Hay que resaltar que los textos fueron escritos "ex profeso" para estas fiestas. Ofrenda a la patrona El sábado 23 también se celebró el recorrido de exaltación a la Patrona, la Virgen de Rosario, escoltada por una formación de arcabucería. El homenaje a la virgen prosiguió por la noche con una ofrenda floral de las tres escuadras. Fin de fiesta El lunes 25 de mayo, los salineros pusieron el broche a unas fiestas que cada año atraen a la localidad a decenas de personas. Otro de los actos tradicionales del fin de fiesta es la celebración de danzas populares en la Plaza de España. Los mozos deben sacar a bailar a las mujeres, un papel que se invierte en las danzas de las Fiestas de San Antón. La Solemne Procesión de la imagen de la virgen de Rosario, portada por la Comparsa Moros Laguneros, puso el punto final a la Fiesta de Moros y Cristianos. A la salida del paso, se efectuaron los tradicionales 21 disparos de avisos de salve. Durante la procesión, los capitanes portaron sus respectivas banderas, que intercambiaron al final del recorrido. Tras la Iglesia, todo Salinas se dirigió a la plaza del Ayuntamiento para arriar las banderas de las comparsas y dar por clausuradas las celebraciones con el ensordecedor epílogo de una gran traca.